¿Buscás un cambio en la textura de tu piel? En ese caso, el peeling es el tratamiento ideal, sobre todo en la temporada de otoño e invierno, cuando estamos menos expuestos a los rayos solares.

 

Se trata de la aplicación de ácidos naturales provenientes del azúcar (ácido glicólico), de la almendra (mandélico) o de la leche (láctico). Otros, son el ácido salicílico, la resorcina y el tricloroacético (TCA). Estos se utilizan en concentraciones bajas o intermedias con el fin de remover las células muertas de la superficie de la piel, en forma controlada y predecible.

Antes de realizar un peeling con los ácidos mencionados, podemos potenciar su efecto con pads de sustancias aclarantes y antioxidantes como el ácido cítrico, el ácido kójico, la arbutina y la arginina. De este modo, ayudamos a mejorar la piel aclarando las manchas, unificando su tono y potenciando los efectos del tratamiento.

El procedimiento es rápido, lleva apenas unos 30 minutos. No requiere de tiempo de recuperación, por lo que el paciente puede continuar tranquilamente con su actividad diaria. No hay dolor significante, molestias o malestar. Según el tipo de piel y el peeling que se realice, deberán programarse cuatro sesiones con un intervalo de tres o cuatro semanas para conseguir el efecto deseado.