PEDRO ROVERE

Cómo tratar el eccema atópico infantil


por Dr. Pedro Rovere, Médico Dermatólogo

 

ROVERE

El eccema atópico es una enfermedad crónica inflamatoria que se caracteriza por sequedad de la piel, lesiones eccematosas en ciertas zonas y prurito o picazón de distinta intensidad. Se trata de una enfermedad hereditaria aunque todavía no se conoce exactamente su origen.

 


El eccema atópico es una enfermedad infantil muy común que afecta aproximadamente al 35% de los niños de las áreas urbanas. En las áreas rurales se ven menos casos debido a una menor polución ambiental.

Por lo general, las lesiones eccematosas típicas de la piel suelen aparecer a partir del cuarto mes de vida. En ese momento, las lesiones suelen ser exudativas y se encuentran en el rostro y la parte externa de los brazos y las piernas. A partir del primer año de vida, las lesiones se resecan y la enfermedad tiende a manifestarse en los codos, el cuello, las muñecas y las rodillas (en las zonas de los pliegues). En las zonas de mayor inflamación la piel se puede engrosar, produciendo mucha picazón.

En una tercera parte de los niños afectados, la enfermedad se resuelve durante la infancia. Para el resto, los síntomas persisten hasta la edad adulta, aunque el nivel de gravedad varía. En ocasiones, la enfermedad no se descubre hasta entonces.

Uno de los motivos de la sequedad de la piel es la alteración de la función de la barrera cutánea. Recientemente, se ha descubierto que esto se debe a un defecto en la función de la filagrina, una proteína estructural de la queratina, responsable de mantener la humedad natural de la piel actuando a nivel de la capa córnea (la más superficial de nuestra piel).

Al no existir un adecuado funcionamiento de la filagrina se produce la pérdida excesiva del agua de la piel produciéndose la sequedad y desencadenando el eccema. En la función de barrera también intervienen las ceramidas que ayudan a conformar un adecuado manto cutáneo para retener y regular la humedad.

Por suerte, actualmente existen algunas cremas especialmente diseñadas para ayudar a restaurar la función de barrera.

En el eccema atópico es fundamental aplicar estas cremas en toda la piel luego del baño y reaplicarlas si la piel vuelve a secarse o antes de la exposición al viento o al frío.

El eccema atópico suele empeorar o rebrotar durante el invierno y mejora en el verano y con la exposición solar.

Como cuidados de la piel se aconseja: humectar frecuentemente con cremas indicadas por el dermatólogo según cada caso, no abrigar excesivamente, usar ropas de algodón y de colores claros en contacto con la piel, realizar baños breves con agua no demasiado caliente y usando jabones de PH neutro a levemente ácido, secar con cuidado la piel evitando frotar demasiado, cambiar de ropa luego de la actividad física, mantener las uñas limpias y bien recortadas para evitar lesiones por autorrascado.

Si el niño no mejora con los cuidados básicos y con las cremas humectantes se sugiere una consulta con el especialista para indicarle cremas tópicas, a veces con corticoide y otras con otras substancias antiinflamatorias. En algunos casos se requiere del uso de antihistamínicos con efecto levemente sedativo para mejorar el síntoma de prurito. En general, no se aconseja seguir dietas estrictas salvo que exista un problema de alergia alimentario asociado, lo cuál es poco frecuente.

En el eccema atópico la contención juega un rol fundamental: tanto la de los padres hacia el niño, como la del médico dermatólogo hacia los padres.