por Dr. Pedro Rovere, Médico Dermatólogo
Los lunares o nevos son formaciones de células que contienen melanina y son sensibles a la radiación UV del sol y a los cambios hormonales. Generalmente se aconseja consultar en caso de que aparezcan lunares nuevos, si hubiera un cambio en su forma o color, cuando se traumatizan o si sangran espontáneamente.
Muchos lunares pueden aumentar su volumen o sobreelevarse con el paso de los años pero no necesariamente es indicador de displasia o malignización. Son, en general, los cambios en los lunares planos los que nos tienen que preocupar. Si un lunar mide más de 6 milímetros, es asimétrico y tiene más de un color (marrón y negro o rosa) ya es índice de posible displasia en el mismo y conviene realizar una consulta.
Para examinar los lunares se debe hacer una revisión general de toda la superficie de la piel y luego una dermatoscopía de aquellos que nos llamen la atención. Para ello, usamos un dermatoscopio digital, el cuál nos permite evaluar la estructura y los componentes de cada lunar en particular y así detectar los nevos displásicos o un melanoma.
El melanoma es un tumor maligno con alta capacidad de metástasis y mortalidad originado a partir de un lunar o de piel sana. No olvidemos que siempre se debe hacer la extracción del lunar dudoso para su adecuado estudio histopatológico y así arribar a un pronto diagnóstico y tratamiento.