PEDRO ROVERE

Tanorexia: la "adicción" al sol

 

ROVERE

La tanorexia o adicción al bronceado, es el término usado a menudo para describir una condición en la cual una persona genera una necesidad obsesiva para lograr un tono de piel más oscuro, ya sea tomando el sol al aire libre o en cabinas de rayos UV.

 


La obsesión radica en que estas personas nunca creen alcanzar el tono deseado, ya que siempre perciben que tienen un color más claro al real. Aunque se trata de un trastorno cuya existencia todavía no está completamente aceptada por la comunidad médica, cada vez es más común observarlo, sobre todo cuando recorremos las playas en vacaciones de verano.

Los tanoréxicos, en su preocupación y deseo obsesivo por lograr un tono de piel bronceado, se creen incapaces de vivir sin tomar sol. Para lograr el tono de piel que han idealizado, no se aplican protectores solares adecuados y hasta utilizan productos de aceleración del bronceado, poniendo en riesgo su salud.

Para la comunidad médica, la tanorexia es un "síndrome" sin bases establecidas, que comparte varias características con trastornos relacionados con la estética corporal (como la anorexia, la bulimia, la vigorexia, entre otros). Si bien no se considera en sí misma un trastorno, la tanorexia puede entenderse como la evidencia de un posible trastorno dismórfico corporal, lo que podemos traducir en la no aceptación crónica de la imagen corporal o facial y en una preocupación excesiva, y fuera de lo normal, por algún defecto percibido en las características físicas, que puede ser real o imaginario.

Por lo general, la tanorexia se encuentra acompañada de efectos psicológicos secundarios: ansiedad, pensamientos obsesivos y conductas compulsivas, frustración, pérdida de apetito, síndrome de abstinencia, entre otros.


SÍNTOMAS MÁS EVIDENTES DE LA TANOREXIA

- Bronceado intenso de la piel.
- Quemaduras en la piel que tratan de ocultar con maquillajes.
- Envejecimiento prematuro de la piel.
- Situaciones de ansiedad.
- Conducta de visitar soláriums y tomar rayos UVA.
- Angustia y decepción, o mal humor frente a la imposibilidad de estar todo el tiempo bajo el sol, o realizar sesiones de cama solar, lo que en otras patologías se conoce como síndrome de abstinencia.
- Obsesión por no perder la tonalidad alcanzada mediante el bronceado.
- Frustración sobre su fototipo (color de piel), ya que siempre piensan que son bastante más pálidas de lo que en realidad son, lo que se denomina "distorsión de la realidad".
- En muchos casos, estas personas llegan a dejar de alimentarse, por falta de tiempo, y usan esas horas para exponerse al sol, cosa que no es recomendable, dado que al mediodía los rayos UV son mucho más perjudiciales.
- Al igual que en la anorexia, no poseen una imagen mental de cómo se ven realmente, y se critican excesivamente al no tener una relación real de su cuerpo y de su propia imagen.

La exposición solar adecuada tiene múltiples efectos beneficiosos para nuestra salud física y mental. No ocurre lo mismo cuando la exposición se realiza en exceso. Entonces veremos alteraciones pigmentarias, lesiones de aspecto desagradable y, a veces, lesiones no sólo antiestéticas, sino graves. Observaremos además que, con el paso del tiempo, la piel ya no es capaz de autorreparar sus lesiones, disminuye su sistema de autodefensa del sol y se produce un envejecimiento prematuro en una proporción de 20 años o más con respecto a las zonas expuestas. Sin descontar el riesgo de desarrollar cáncer de piel o melanoma.

La quemadura solar y el bronceado son los signos clínicos más evidentes en la radiación UV. El fotoenvejecimiento y el cáncer de piel son las consecuencias de la exposición crónica.

Una vez más, debemos alertar sobre la necesidad de estar adecuadamente protegidos cuando nos exponemos a los rayos solares. El cáncer de piel provoca 50.000 muertes al año en el mundo.