por Dr. Pedro Rovere, médico dermatólogo
Con el paso de los años, generalmente se pierden o se modifican los volúmenes de la cara en ciertas zonas como en los pómulos, debajo de las ojeras, en el mentón por debajo de las comisuras de los labios y en la línea de la mandíbula. Si bien no son criterios de envejecimiento que se tienen muy en cuenta, al recuperar estos volúmenes se consigue embellecer el rostro con cambios muy naturales.
La bioplastía es una técnica novedosa de relleno con biomateriales que se colocan en planos anatómicos profundos, por un proceso mínimamente agresivo y sin cirugía. Su objetivo, aumentar los volúmenes perdidos en distintas áreas del rostro.
Para reponer los defectos que se producen por la pérdida del colágeno y otras sustancias de sostén en la piel, e incluso por pérdida de la grasa subcutánea, se pueden utilizar distintas técnicas, entre ellas la aplicación de ácido hialurónico de alta densidad.
Las sustancias utilizadas en la bioplastía facial son totalmente biocompatibles y permanecen durante dos años, aproximadamente.
Cómo es el procedimiento
Para colocar el ácido hialurónico en planos profundos se aplica previamente anestesia local en un punto de la piel y se realiza un orificio con una aguja por el cual se desliza una microcánula (que es una aguja muy fina que tiene la punta totalmente roma para no dañar tejidos ni estructuras, y un pequeño orificio lateral por donde sale el material). Luego, se depositan pequeñas cantidades del material biocompatible en las áreas que necesitamos rellenar por debajo de la piel y en espacios determinados.
Se pueden usar de 1 a 2 ml de material por sesión. El resultado se ve inmediatamente sin dejar hematomas ni marcas visibles. A veces, puede sentirse una pequeña inflamación, que se resuelve dentro de los siguientes dos o tres días, sin ocasionar molestias. Se requiere de una o más sesiones con dos semanas de intervalo según el caso y la cantidad de zonas a tratar.