En cuestiones de estética, la tendencia actual es mantener o mejorar el aspecto del rostro sin producir modificaciones extremas ni notorias. Para ello, ante todo, es necesario realizar un diagnóstico de situación para saber cuáles son las áreas a mejorar. Básicamente se evalúan las arrugas de expresión, los surcos, la pérdida de volumen, la flaccidez, la calidad y la textura de la piel, las manchas, los rojeces y las lesiones en la superficie facial.

 

Tratamientos

Para mejorar las manchas y las lesiones de la superficie del rostro se pueden realizar tratamientos combinados con láser, luz pulsada, dermoabrasión y peelings.

Para mejorar la calidad de la dermis se propone la luz pulsada, mesoglow o mesoterapia facial, plasma rico en plaquetas o láser para estimular el colágeno.

Para reponer volúmenes se utiliza ácido hialurónico aplicado en los surcos o aplicado más profundamente (bioplastia).

Para atenuar las arrugas de expresión del entrecejo, la frente y las patas de gallo se puede aplicar toxina botulínica. La toxina botulínica también puede ser utilizada para mejorar las arrugas alrededor de la boca y marcar mejor el contorno de la mandíbula o atenuar las arrugas del cuello.

La elección de cada tratamiento o la combinación o secuencia de los mismos depende de cada caso en particular y de los resultados que se quieran obtener, dentro de un marco de cambios que resulten en forma natural y que reviertan algunos de los signos del envejecimiento de la piel.