por Dr. Pedro Rovere, médico dermatólogo
La luz Pulsada Intensa se comenzó a utilizar desde fines de los años 70 como tratamiento para remover el vello indeseado (depilación definitiva), manchas y enrojecimientos, entre otros.
Diversos estudios han reportado la utilidad de la luz pulsada para el tratamiento del acné.
El principal microrganismo responsable de los procesos inflamatorios en el acné es una bacteria: el Propionibacterium acnes, el cual produce unos cromóforos endógenos llamados porfirinas. Estas porfirinas actúan absorbiendo la energía de la luz pulsada, destruyendo al microrganismo y mejorando el aspecto de las lesiones.
Con este tratamiento se observa una mejoría del 60% y debe ser acompañado de otras acciones terapéuticas (antibióticos, cremas y limpieza).
Se aconseja la realización de una sesión cada 3 semanas, con un total de 6 a 10 sesiones, dependiendo de la severidad de las lesiones de acné. El tratamiento se puede realizar durante todo el año siempre que la piel no esté muy bronceada.
En general, no existen complicaciones. Luego de evaluar cada caso y elegir el filtro de luz pulsada, la energía y los tipos de pulso que se utilizarán en cada tipo de piel se programa el protocolo de tratamiento. Durante el mismo, conviene realizar una protección solar adecuada.
El tratamiento del acné con luz pulsada es una nueva opción terapéutica para acompañar y mejorar eficazmente a los pacientes y se puede sumar a otros tratamientos habituales.